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“Habemus Papam”: el cardenal estadounidense Robert Prevost es nuevo pontífice bajo el nombre de León XIV

La esperada frase “Habemus Papa” resonó en las primeras horas de la tarde uruguaya de este jueves 8 de mayo, marcando un momento histórico para la Iglesia Católica. El cardenal Robert Prevost, originario de Estados Unidos, fue el elegido por el cónclave y asumió el papado con el nombre de León XIV.

La elección se produjo tras las deliberaciones de los 133 cardenales electores, quienes votaron en la Capilla Sixtina en un proceso cargado de solemnidad y tradición. La fumata blanca, que emergió desde la chimenea del techo de la Capilla, fue la señal inequívoca que anunciaba al mundo que se había alcanzado el consenso necesario: al menos dos tercios de los votos en favor de un solo candidato.

Miles de fieles y turistas, que colmaban la Plaza de San Pedro, estallaron en aplausos y vítores al ver elevarse la blanca humareda que confirma al nuevo papa. La emoción colectiva se mezcló con oraciones, cánticos y banderas de numerosos países.

Un ritual cargado de simbolismo y recogimiento

La elección de un papa no solo implicó un proceso riguroso previo, sino también un ritual inmediato posterior, arraigado en siglos de tradición. Una vez consumada la votación, el cardenal electo fue invitado a aceptar formalmente el encargo y, tras su afirmación, eligió el nombre con el que deseaba ser conocido como sumo pontífice.

Luego, el nuevo papa fue conducido desde la Capilla Sixtina a la llamada “Sala de las Lágrimas”, una habitación contigua dispuesta especialmente para este momento. Ese lugar, cuyo nombre alude a la carga emocional que suele acompañar a la elección, brindó al nuevo pontífice un espacio de recogimiento, donde pudo orar en soledad e incluso derramar lágrimas de emoción o tensión.

En la sala se encontraba lista la vestimenta papal: tres sotanas blancas de diferentes tamaños, preparadas de antemano según la posible estatura del elegido; cuatro sobrepelliz, una muceta morada, una estola púrpura con bordados dorados, así como zapatos, fajines, un cordón y una cruz dorada que el nuevo papa podía escoger a voluntad.

La aparición ante el mundo

Una vez revestido con los ornamentos papales, León XIV se preparó para su primera aparición pública. Minutos después, se abrió el balcón central de la Basílica de San Pedro y se pronunció formalmente el anuncio tradicional en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam”, seguido del nombre civil y el nombre papal escogido por el nuevo pontífice.

Así culminó una jornada de expectativa y emoción, que abrió una nueva etapa en la historia de la Iglesia Católica bajo el liderazgo de León XIV, el primer papa estadounidense.

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